En las novelas criminales hay dos Europas.
Al norte hace frío, los detectives beben como esponjas y se enfrentan a criminales despiadados y asesinos en serie que matan casi porque sí.
Al sur, los detectives comen bien y persiguen criminales que matan por dinero, por amor o por las dos cosas a la vez.
Los misterios de habitación cerrada, que presentan asesinatos aparentemente imposibles, atraen a los aficionados a las novelas de suspense y de crímenes desde la época dorada de la ficción detectivesca, hace más de un siglo.
¿Se te había ocurrido que también ha habido asesinatos de este tipo en la vida real?
Los misterios de cuarto cerrado, que presentan asesinatos aparentemente imposibles, han intrigado a los aficionados a las novelas de suspense y de crímenes desde la época dorada de la ficción detectivesca, hace más de un siglo.
¿Por qué estas novelas son tan atractivas y cuántas intrigas ingeniosas pueden llegar a idear los escritores?
La novela se inicia cuando aparece un cadáver en una habitación cerrada por dentro.
El lector intrigado conjetura enseguida que es un crimen imposible de resolver porque nadie pudo entrar ni salir de la habitación donde se encuentra el cadáver.
Pero no lo dudes: el detective protagonista será capaz de resolver el misterio.
Una tarde de julio, aparece en el lago Vattern (Suecia) el cadáver de una joven. Tres meses después, lo único que ha averiguado el inspector Martin Beck es que la chica se llamaba Roseanna y que era de Nebraska.
Pero el inspector Beck acabará atrapando al asesino. ¿Alguien lo dudaba?