El detective sin nombre de Eduardo Mendoza
Mi loco – dice Mendoza – no está exactamente loco. Lo que tiene es descontrol en su cabeza….Tiene un gran sentido moral, es casi una monja. Quiere que siempre reinen la paz y el entendimiento. Les dice a los jóvenes que estudien y respeten a sus maestros, mientras él va por ahí, cometiendo delitos, uno tras otro.”