G.K. Chesterton y el padre Brown
«¿Nunca se le ha ocurrido pensar que un hombre, que casi no hace otra cosa que oír los pecados de los demás, no puede dejar de estar al corriente del mal de la humanidad?».
Este cura regordete y despistado desentrañaba crímenes y misterios sin caer en la fría deducción ni en crédulas explicaciones paranormales.