Lo que tradicionalmente conocemos como novela negra nació en Estados Unidos, en torno a 1920, aunque fue bautizada en Europa a partir de 1945, cuando la editorial francesa Gallimard inició la publicación de obras pertenecientes a este género agrupándolas bajo el título de “Sèrie Noire”.
La aparición de la novela negra americana
En las primeras décadas del siglo XX se dieron una serie de fenómenos políticos y sociales cruciales: la Primera Guerra Mundial con el reparto imperialista de Europa, la Revolución Comunista que dio protagonismo al proletariado y el triunfo en Estados Unidos de las ideologías anticapitalistas.
Hay coincidencia entre los investigadores en situar el nacimiento de la novela negra en los Estados Unidos en torno a los años 20 del siglo XX con Dashiell Hammet, Raymond Chandler, David Goodis, Horace McCoy,…
En un post anterior, te hablé sobre algunos aspectos de estas novelas, también conocidas como hard-boiled.
Las condiciones socioeconómicas norteamericanas y la corrupción política, unidas al aumento de la delincuencia y del crimen organizado a partir de la entrada en vigor de la «ley seca» en 1920, propiciaron la aparición de una novela con intención de denuncia social.
En un post anterior, te hablé de la aparición de la novela enigma, de la que Edgar Alan Poe se considera el precursor. Eran relatos que pretendían que el lector siguiese al detective en un “proceso de raciocinio” que le conduciría a la resolución del misterio.
De pronto, aquellas novelas policíacas que solo pretendían jugar a las adivinanzas habían dado lugar a otras, bastante parecidas a primera vista, pero que contenían una profunda crítica sobre el funcionamiento de la sociedad.
La revista Black Mask, fue la precursora del “pulp”, ese nuevo tipo de relato policíaco. La novela negra supuso de entrada un cambio en los protagonistas. El papel principal pasó del investigador al criminal o incluso a la víctima y se puso el énfasis en el crimen y sus elementos derivados, a diferencia de la novela policíaca clásica que privilegiaba la investigación, siendo el crimen, el criminal y la víctima sólo piezas necesarias.
La novela negra fue, sobre todo, testigo de su época: la sociedad americana de los años veinte, los gánsteres, la ley seca, el crac de la bolsa, la delincuencia urbana… Fue la nueva novela social; aunque aquí se trataba de antiepopeyas que no planteaban ningún tipo de solución social.
El lenguaje de la novela negra
No sólo el enfoque era distinto, sino también la manera de escribir el relato.
La prosa era directa, concisa, clara y transparente, influenciada sin duda por el cine, (muchos de estos autores eran a la vez periodistas y escribían también guiones).
Las elipsis del cine invadieron la prosa literaria, del mismo modo que los cambios de plano. Apareció la forma objetiva de contar historias.
Además, el relato negro intentó reproducir el lenguaje coloquial norteamericano, sobre todo en los diálogos, incluso utilizando palabras en argot, tal como ya habían hecho antes algunos escritores como Hemingway, Dos Passos o Scott Fitzgerald.
También se le dio una gran importancia al humor, la ironía, el sarcasmo un poco pasado de vueltas. Era común la escenificación de situaciones que llegaban a ser absurdas, recursos utilizados para incidir aún más en esa perspectiva crítica y de denuncia, que era uno de los objetivos de las obras de este género.
…y la novela negra vino a Europa
En Europa fue el belga Georges Simenon quien inició en Francia, hacia 1930, una novela policíaca diferente, aunque sin llegar a las cotas de denuncia social de las novelas americanas.
Tres décadas más tarde, con las revueltas de 1968, en Francia se inició el género «polar» (policíaco + popular) en la línea inaugurada por Hammet en 1930.
Y no sólo se transmitió a Europa. El fenómeno tuvo impacto en todo el mundo. En todas partes (Hispanoamérica, Brasil, Portugal…) surgió de manera imparable una literatura urbana, de corte policial, que pretendía reflejar la degradación de la sociedad capitalista contemporánea.
Esta nueva novela urbana destapaba la realidad de una sociedad basada en la explotación, el consumo y la marginalidad.
El carácter urbano de la novela negra americana
La novela policíaca clásica ya solía ubicarse en escenarios urbanos. En pocos casos se localizaba en el campo.
Sin embargo, en el caso de la novela negra, la importancia de la ciudad era mucho más significativa y jugaba un doble papel.
Por un lado, era el marco natural de la acción novelesca negra, dado que en la ciudad se podían encontrar una gran variedad de los personajes, sitios y ambientes que el autor requería en su relato. Es en las ciudades donde existe la mayor tasa de criminalidad, la máxima variedad y frecuencia de delitos cometidos.
En segundo lugar, la novela negra no podía dejar de lado la ciudad porque las sociedades modernas eran el núcleo de la organización social.
El realismo y la crítica social
Muchos críticos consideran el realismo como el principal factor diferenciador de la novela negra con respecto a la novela-enigma, entendiendo por realismo la descripción, sin invenciones, de los aspectos principales de la sociedad en la cual se sitúa la acción de la novela.
Raymond Chandler se refería a sus propias obras como «novela policíaca realista». Por su parte, Dashiell Hammett tenía gran habilidad para crear personajes que nos parecen de carne y hueso, seres humanos que piensan, actúan y se expresan como sucede en la realidad.
La principal innovación de la serie negra fue, pues, convertir las historias policíacas en una herramienta realista de denuncia social.
Esa es la principal característica de la novela negra frente a la policíaca clásica, mucho más entregada al planteamiento de orden psicológico, que ponía la atención en los personajes antes que en el marco en el cual se desarrollaba la acción.
Leer a McCoy, Hammett o Chandler es, sin duda, contemplar un fiel retrato de la realidad social norteamericana de su época.
La crítica social se revela también como un elemento importante en este género. Aun cuando no se mencione explícitamente en las novelas, es un hecho que muchos de los relatos negros ponen de manifiesto e incluso critican en mayor o menor medida, con mayor o menor profundidad, algunos aspectos negativos de la sociedad en la que ocurre la historia
La novela policíaca clásica, en cambio, tiene sin duda un enfoque más conservador, ya que muy raramente alude al entorno con ánimo crítico.
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Más información sobre la revista Black Mask en su página oficial.
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