Los misterios de cuarto cerrado, que presentan asesinatos aparentemente imposibles, han intrigado a los aficionados a las novelas de suspense y de crímenes desde la época dorada de la ficción detectivesca, hace más de un siglo.
¿Por qué estas novelas son tan atractivas y cuántas intrigas ingeniosas pueden llegar a idear los escritores?
En un post anterior, te hablé de los primeros misterios de cuarto cerrado, creados por Edgar Alan Poe, John Dickson Carr, Agatha Christie y otros escritores hasta la mitad del siglo XX.
En esta segunda parte, te voy a hablar de relatos de misterios de habitación cerrada más modernos.
Los misterios de habitación sellada en la actualidad
Actualmente, la edad de oro del misterio del cuarto cerrado ha acabado, eso es verdad. Y sin embargo, siguen escribiéndose novelas de este subgénero porque los crímenes ocurridos en espacios cerrados siempre llaman la atención de los lectores. Da igual si son habitaciones o apartamentos, grandes mansiones, u otros lugares.
Seguramente el secreto del éxito está en que son crímenes que nos parecen irresolubles o incluso imposibles de haber sido cometidos. Lo que nos engancha es el reto de darles sentido o descubrir su solución.
Sea como sea, la idea del cuarto cerrado se sigue usando ampliamente, así que este tipo de relatos está lejos de desaparecer.
Para demostrártelo, cito a continuación unas cuantas (en mi opinión) estupendas novelas actuales que utilizan este recurso.
“La habitación cerrada”, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö
Vale, el título no es muy imaginativo. Pero la novela seguro que te va a gustar.
Ya te había hablado de estos autores con motivo de su serie del inspector Martin Beck. Pioneros de la novela negra nórdica contemporánea, esta pareja de suecos creó el personaje del inspector Beck y escribió una saga de diez títulos.
Publicada en 1972, “La habitación cerrada” es la octava novela de esta saga.
En un apartamento, encuentran un cadáver con un disparo en el pecho y en avanzado estado de descomposición. Parece que yace desde hace semanas en ese apartamento que está perfectamente cerrado. Por dentro y por fuera.
Las primeras pesquisas de la policía apuntan al suicidio, pero no hay ningún arma en la escena. Martin Beck desconfía, porque nadie se pega un tiro sin pistola, ¿no?
No te haré spoiler, pero ya te avanzo que el inspector Beck resolverá el caso satisfactoriamente.
“El gran misterio de Bow”, de Israel Zangwill
En 2015 se ha publicado en castellano esta obra clásica (en inglés, se publicó en 1892), elogiada por el mismísimo Jorge Luis Borges («una de las soluciones más brillantes al juego del cuento policial»).
En Bow, un distrito del East End de Londres, aparece muerto Arthur Constant, activista por los derechos de los trabajadores. El cadáver está en su cuarto, cerrado con llave. La autopsia deja claro que no se trata de un suicidio. Alguien ha asesinado a Constant. Pero ¿cómo ha salido?
Pronto, el gran misterio de Bow acapara todos los periódicos y las mentes más brillantes de la ciudad harán todo lo posible por ser los primeros en resolver un crimen a priori perfecto.
“El gran misterio de Bow” destaca por su fino humor y su ironía. Zangwill presenta al lector un misterio aparentemente imposible con un sorprendente desenlace.
A pesar de ser una novela de hace más de un siglo, la he incluido en esta segunda parte porque se ha publicado en castellano hace poco y porque es básicamente distinta de aquellas primeras historias de cuarto cerrado.
Lo que distingue a la novela de Zangwill de la de otros contemporáneos no es el argumento ingenioso, sino el incisivo retrato que hace de la sociedad. El autor, en realidad, parodia la novela de detectives y pone en tela de juicio el sensacionalismo con que la prensa suele tratar el crimen y la violencia.
“Lo que la marea esconde”, de María Oruña
Publicada en 2021, forma parte de la serie “Los libros del puerto escondido”, de los cuales te hablé hace poco.
Una preciosa goleta, en medio de la bahía de Santander, con unos pocos y selectos invitados a una elegante cena, surca el mar al anochecer.
Todos los invitados se encuentran en el salón, salvo una mujer, la presidenta del Club de la Bahía de Santander, una de las mujeres más poderosas de la ciudad, que aparece asesinada en un camarote cerrado por dentro.
Tanto la extraña herida que presenta el cuerpo de la empresaria como el misterioso método utilizado para perpetrar el asesinato resultan inexplicables y todos los invitados a la fiesta parecen tener motivos para haber acabado con su vida.
Nadie puede haber salido o entrado de la nave para cometer el crimen o escapar. ¿Quién la ha matado? ¿Cómo? ¿Y por qué?
“La cuarta puerta”, de Paul Halter
Como te comenté en el post anterior sobre los primeros misterios de cuarto cerrado, John Dickson Carr era conocido (y con razón) como el maestro del misterio de la habitación cerrada. Se podría decir que, en el siglo XXI, Paul Halter ha recogido el testigo.
“La Quatrième Porte” («La cuarta puerta«) fue su primera novela, publicada en 1988 y merecedora del Premio de Cognac. Se ha traducido al castellano y publicado en 2023.
Oxford, años cuarenta. En un vecindario a las afueras de la ciudad, viven tres amigos. La madre de uno de ellos fue hallada muerta en su casa. Encontraron su cuerpo en una habitación cerrada por dentro, víctima de múltiples cortes. Nadie pudo haber entrado ni salido de allí, por lo que el caso fue considerado un suicidio. Y, sin embargo, aquella mujer no tenía motivos para quitarse la vida ni había dado muestras de estar deprimida. ¿Un acceso de locura?
Pasados los años, se rumorea que a veces hay luz en el ático de la casa, justo en el lugar donde ocurrió la tragedia. Los familiares de la muerta también oyen pasos. Pero nadie ha vuelto a entrar en esa habitación. Se practica el espiritismo para invocar a la muerta y, al poco, aparece un segundo cadáver en el mismo cuarto, víctima de un asesinato completamente imposible.
Una novela absorbente en la que nada es lo que parece.
En fin, a mi las novelas de cuarto cerrado me hacen pensar en Houdini. ¿Y a ti?