Los misterios de habitación cerrada (I)

La novela se inicia cuando aparece un cadáver en una habitación cerrada por dentro.
El lector intrigado conjetura enseguida que es un crimen imposible de resolver porque nadie pudo entrar ni salir de la habitación donde se encuentra el cadáver.
Pero no lo dudes: el detective protagonista será capaz de resolver el misterio.

Los relatos de “cuarto cerrado” son un caso particular de whodunit en el que, para poder descubrir al asesino, primero hay que saber cómo demonios pudo escapar de una habitación que está cerrada por dentro.
Durante casi dos siglos, algunos de los escritores de detectives más ingeniosos del mundo han conseguido suscitar en sus lectores emoción y suspense, gracias a los asesinatos en habitaciones cerradas.

El truco está en que, a lo largo del relato, el investigador va reemplazando en la mente del lector lo que a primera vista parecía que había ocurrido por lo que realmente ha sucedido. Y de paso, en este tipo de historias, se reivindica la importancia de las evidencias físicas halladas en el lugar del crimen.

Los primeros misterios de cuarto cerrado

Se suele considerar que el precursor de este subgénero de historias fue un relato de Edgar Allan Poe del cual ya te he hablado en un post anterior: “Los crímenes de la calle Morgue”.


Portada de Los crímenes de la calle Morgue, de Edgar Alan Poe

Otros investigadores señalan como precursor un relato titulado “Un pasaje en la historia secreta de una condesa irlandesa”, del escritor irlandés Sheridan Le Fanu. No es un relato tan famoso como el de Poe, ni mucho menos, pero lo cierto es que se trata de un misterio de cuarto cerrado que fue publicado tres años antes que “Los crímenes de la calle Morgue”.

En cualquier caso, podríamos decir que los más conocidos entre los clásicos son los siguientes:

TítuloAutorAño de publicación
Los crímenes de la calle MorgueEdgar Alan Poe1841
El misterio del cuarto amarilloGaston Leroux1907
El misterioso caso de StylesAgatha Christie1920
El misterio de la mandarinaEllery Queen1934
Y no quedó ningunoAgatha Christie1939
El caso de los constantes suicidiosJohn Dickson Carr1941

Los crímenes de la calle Morgue, de Edgar Alan Poe.
Cuando el final de una novela de misterio chirría, te dan ganas de tirar el libro al otro lado de la habitación. Eso es lo que le puede pasar a quien lea hoy en día “Los crímenes de la calle Morgue”.
Punto a favor: Es una narración de unas treinta páginas que se lee en un suspiro.
Punto en contra: La solución del misterio es realmente irritante.
Una anciana francesa y su hija son asesinadas en una habitación cerrada con llave en el cuarto piso. La solución es que el asesinato fue cometido por un orangután domesticado que entró por la ventana abierta llevando una navaja de afeitar. Se marchó descolgándose por la fachada. Ahí queda eso.

Si escribes algo así hoy en día, con razón tu libro probablemente irá a parar a la basura. Pero eran otros tiempos…

Portada de El misterio del cuarto amarillo, de Gaston Leroux

El misterio del cuarto amarillo, de Gaston Leroux
La trama se centra en el intento de asesinato de la señorita Stangerson en un cuarto amarillo de su castillo. La puerta está cerrada con llave desde adentro, las ventanas están aseguradas, y no hay ninguna otra entrada al cuarto. El avispado periodista Rouletabille resolverá el enigma mediante una combinación de observación aguda, lógica deductiva y una comprensión profunda de la naturaleza humana. A medida que reúne información, el lector es guiado a través de los misteriosos acontecimientos y pistas que conducen a una solución sorprendente.

El misterioso caso de Styles, de Agatha Christie
Ésta fue la primera novela de la reina británica del misterio. En ella ya aparece Poirot y tenemos el habitual crimen en una mansión inglesa, donde una millonaria es encontrada muerta en su cuarto, cuyas puertas estaban cerradas por dentro. Parece una muerte natural, pero el médico de la familia sospecha que la han envenenado.
Como todas las novelas de Christie, no puedes quitar la vista del libro hasta que lo acabas.

Portada de El misterioso caso de Styles, de Agatha Christie

El misterio de la mandarina, de Ellery Queen
Ellery Queen es el seudónimo de los escritores Frederick Dannay y Manfred Bennington. A la vez, es también el nombre del protagonista de sus novelas, un escritor de literatura policíaca que ayuda a la policía de Nueva York a resolver casos de asesinatos.
Nos encontramos un cadáver, con el cráneo aplastado y la ropa del revés, en una habitación cerrada donde todos los muebles están colocados en el lado opuesto al que estaban en un principio.
Esta novela aparece citada a menudo en obras de referencia sobre “crímenes de habitación cerrada” debido a su peculiar desenlace. Otro rasgo inusual: el nombre de la víctima no llega a conocerse ni importa realmente para la solución.
Los autores incluyen un «desafío al lector» justo antes de revelar el misterio. De repente, el lector encuentra esta frase: «Afirmo que en este punto de su lectura ya conoce usted todos los datos esenciales para plantear una solución lógica del misterio».

Y no quedó ninguno, de Agatha Christie.
Ocho extraños son atraídos a un misterioso islote de la costa inglesa, donde se encuentran con el mayordomo de la casa y la cocinera, que son marido y mujer.
Los diez irán siendo asesinados uno a uno, hasta que no quede nadie vivo. Pero ¿quién los ha matado a todos si están incomunicados en un islote?
Ésta es la novela de intriga y asesinatos más vendida de todos los tiempos: más de cien millones de ejemplares. Agatha era insuperable.

Portada de El caso de los constantes suicidios, de John Dickson Carr

El caso de los constantes suicidios, de John Dickson Carr
El doctor Gideon Fell investiga un número alarmante de «suicidios» en un remoto castillo escocés. Las muertes se han producido en habitaciones completamente inaccesibles.
John Dickson Carr era conocido (y con razón) como el «maestro del misterio de la habitación cerrada». Se podría elaborar una larga lista de magníficos relatos de cuarto cerrado únicamente a partir de libros suyos.

Esta lista de clásicos misterios de cuarto cerrado podría ser tan extensa como quieras: Agatha Christie tiene muchas más novelas de este tipo, así como John Dickson Carr. Las historias del Padre Brown, de G. K. Chesterton, también incluían a menudo misterios de cuarto cerrado, y durante la primera mitad del siglo XX fueron muchos los autores de misterio que utilizaron la idea del asesinato en una habitación sellada.

Actualmente, la edad de oro del misterio del cuarto cerrado ha acabado, eso es verdad. Sin embargo, siguen escribiéndose novelas de este subgénero, y algunas son realmente buenas.
En el próximo post, te hablaré de novelas actuales de habitación cerrada y te recomendaré algunas de mis favoritas.

Portada de The Canary Murder Case, de S. S. Van Dine

No me resisto a acabar sin contarte una anécdota relativa a S.S. Van Dine. En un post anterior te hablé de él y de sus 20 reglas para la escritura de novelas de detectives.

En su regla número 20, S.S. Van Dine decía que hay recursos de los que ningún escritor de novelas policiales que se precie debería valerse, ya que son una “confesión de la ineptitud y falta de originalidad del autor”. Y uno de esos recursos que, según él, no había que utilizar era “La comisión del asesinato en una habitación cerrada”.
Sin embargo, el mismo S.S. Van Dine fue autor de la novela de misterio “El crimen de la Canario” …¡que es una historia de habitación cerrada!

¿Habías oído hablar de las historias de cuarto cerrado? ¿Cuáles has leído?

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