Detectives del norte, detectives del sur

En las novelas criminales hay dos Europas.
Al norte hace frío, los detectives beben como esponjas y se enfrentan a criminales despiadados y asesinos en serie que matan casi porque sí.
Al sur, los detectives comen bien y persiguen criminales que matan por dinero, por amor o por las dos cosas a la vez.

Las diferencias

Seguro que recuerdas que en un post anterior te hablé de Rocco Schiavone, personaje creado por el escritor italiano Antonio Manzini, discípulo de Andrea Camilleri.

Hace pocos años, Andrea Camilleri y Antonio Manzini conversaban en una entrevista sobre lo «sorprendentemente retorcidos» que son los criminales en la novela negra del norte.
Se entiende, claro, que nos sorprende a nosotros, los del sur. A los lectores nórdicos les debe parecer tan normal.

Camilleri decía que «Será por los meses de oscuridad, por la presión que ejercen unas sociedades rígidas y exigentes o por el hecho, muy importante, de que en las culturas protestantes el individuo está solo ante Dios, sin la intermediación paternal de un cura que te absuelve de tus pecados, pero ahí arriba los criminales parecen ser unos tipos muy complicados psicológicamente y, en mi opinión, los policías se les parecen. A mí me da miedo la policía alemana».

Según Antonio Manzini, las diferencias entre las sociedades nórdicas y las del sur de Europa, léase italiana, griega, española, portuguesa, son evidentes en todos los ámbitos. Dice, por ejemplo, que: «Allí es muy común el sadomasoquismo, es relativamente normal practicarlo, mientras que en el sur el comportamiento sexual es más convencional».

Portada de la novela El hombre que se esfumó, de la serie Martin Beck

Los detectives del norte

En cualquier caso, en cuanto a las novelas criminales, sí que es verdad que los asesinos en serie son más frecuentes en la literatura del norte.
Otra constante de las novelas criminales nórdicas es que los detectives tienen una vida privada como mínimo problemática.

Del norte de Europa, yo destacaría los siguientes personajes:

El pionero fue el inspector sueco Martin Beck, creado en los años sesenta por Maj Sjöwall y Peer Wahlöö.
Este inspector no se cuida en absoluto: come de cualquier manera, bebe demasiado café, fuma constantemente. A mí me parece que es el más “normal” (desde nuestro punto de vista sureño) de los inspectores de novelas nórdicas. Sin embargo, nunca está contento, su vida privada es un desastre.
En esta saga, la sociedad sueca es, en ocasiones, fuertemente censurada.

Kurt Wallander, también sueco, surgió de la pluma de Henning Mankell en los años noventa.
Kurt es desordenado y caótico, con tendencia al sobrepeso. Igual que Martin Beck, se divorció y, desde entonces, ha tenido una relación difícil con su única hija, Linda. Tampoco tiene buena relación con Kristina, su única hermana, con la cual casi no se habla.

Portada de la novela Noches de Reikiavik, de Arnaldur Indridasun

Erlendur Sveinsson apareció por primera vez en 1997, obra del escritor islandés Arnaldur Indridason.
Erlendur pasa un poco de los cincuenta años, le sobran kilos y no parece que le importe mucho el estado de su ropa. Por encima de todo, su imagen nos transmite desconsuelo y mal humor. Tampoco su vida personal es para tirar cohetes. Igual que los dos anteriores, está divorciado de su mujer desde hace mucho y tiene dos hijos: Eva Lind y Sindri Snær. Ella cayó víctima de las drogas y él del alcohol.

También por la misma época que Erlendur, vio la luz el detective Harry Hole, del escritor noruego Jo Nesbo.
Hole es un detective brillante e introvertido. No tiene muy buenas relaciones con sus padres, aunque está profundamente apegado a su hermana menor, que tiene síndrome de Down.
Tiene pocos amigos y se pasa la saga luchando contra el alcoholismo y la depresión.

Los detectives del sur

Los investigadores del sur no suelen ser tan pesimistas y, en general, se cuidan más, son aficionados a la buena mesa, suelen tener pareja y presentan menos problemas psicológicos.

Desde Italia, sobresale la figura de Salvo Montalbano, el famoso personaje de Andrea Camilleri, pero son también muy conocidos el romano Rocco Schiavone, creado por Antonio Manzini, y el veneciano Guido Brunetti, de la estadounidense Donna Leon.

Montalbano vive en una confortable casa al borde de la playa, tiene una novia formal que se llama Livia y se pasa las novelas comiendo deliciosas especialidades sicilianas que le prepara su asistenta, o bien en los restaurantes típicos de la isla.
Cuando quiere algún favor del médico forense, lo soborna regalándole canolli, unos dulces típicos de Sicilia.

Schiavone está acostumbrado a llevar ropa y zapatos de marca, siempre elegante y glamuroso. Es viudo, pero tiene gran facilidad para procurarse compañía femenina. Tiene buenos amigos, es aficionado a la buena mesa y fumador asiduo de marihuana.

Portada del libro El sabor de Venecia, de Roberta Pianaro y Donna Leon

Brunetti está casado con una profesora de literatura inglesa y tienen dos hijos. Su mujer, Paola, es muy buena cocinera y Brunetti es un sibarita. La comida está presente en las novelas hasta el punto de que existe un libro monográfico que se titula “El sabor de Venecia: A la mesa con Brunetti”

Otro notable personaje mediterráneo es Kostas Jaritos, teniente de la policía de Atenas, creado por el escritor griego Petros Márkaris.
Casado con Adrianí y padre de Katerina, Jaritos es un antihéroe cínico de gran intuición y experiencia. Resuelve sus diferencias con su mujer a base de tomates rellenos, cochinillo y otras delicias.

Portada de la novela Los mares del sur, DE Manuel Vázquez Montalbán

He dejado para el final a mi favorito: Pepe Carvalho, surgido de la imaginación del barcelonés Manuel Vázquez Montalbán.
Carvalho es un gastrónomo exigente, buen cocinero, que come Jabugo como medicina para levantar las depresiones. Su pasión gastronómica es la de su creador, que incluye en las novelas recetas de cocina descritas con detalle (Manuel Vázquez Montalbán fue un reconocido experto en temas gastronómicos).
Carvalho vive en una casa en Vallvidrera, con una agradable chimenea que suele alimentar con los libros de su biblioteca.
Dice Carvalho que “Hay que beber para recordar y comer para olvidar”. Como en el caso de Brunetti, existe un libro (muy recomendable) titulado “Las recetas de Carvalho”.

Más información sobre los detectives de novela en la web de esquire o en detectivesdelibro.

¿Tú prefieres a los detectives del norte o a los del sur? ¿Te habías fijado en esas diferencias?

2 comentarios en «Detectives del norte, detectives del sur»

  1. Rotundamente SÍ: creo que ña diferencia entre los norteños y nosotros es el sol. Sin sol, todo es oscuro, y lo que más se oscurece son los personajes, estén a un lado u otro de la ley.
    Recuerdo un verano en el que leí una novela de una escritora nórdica (Assa Larson?), un americano (Sé lo que estás pensando) y un Montalvano. El italiano, aunque no me emociinó, lo recuerdo como el más cercano (y no me refiero a los km)

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