Además de las reglas del London Detection Club y las de SS Van Dine, es bastante conocida también una lista de diez reglas que suelen llamarse “el decálogo de Knox”.
Lo sorprendente es que Ronald A. Knox era un sacerdote católico que publicó obras sobre teología…y unas cuantas novelas de detectives.
En un post anterior te hablé del London Detection Club, fundado hace casi un siglo por un grupo de escritores británicos de novelas de detectives con el objetivo de acabar con el debate acerca del juego limpio (o no) en la ficción de género policíaco. También te hablé en otro post de las 20 reglas de SS Van Dine.
Pero las que te he explicado hasta ahora no son, ni mucho menos, las únicas reglas publicadas sobre este asunto.
Además de las del London Detection Club y las de SS Van Dine, es bastante conocida también una lista de diez reglas que suelen llamarse “el decálogo de Knox”.
Pero ¿quién era ese Knox?
Ronald A. Knox nació en Leicestershire (Inglaterra) en una familia anglicana, siendo educado en el Eton College. Sus dos abuelos fueron obispos de la Iglesia de Inglaterra y su padre alcanzó también el episcopado anglicano cuando Knox contaba siete años de edad.
Estudió en la Universidad de Oxford donde se especializó en lenguas clásicas. Al poco de graduarse recibió las órdenes sagradas y se ordenó como sacerdote de la Iglesia de Inglaterra, …hasta que en 1917 se convirtió en católico.
Considerando los antecedentes familiares, no te extrañará que la conversión de Ronald Knox a la Iglesia católica fuese el motivo de que su padre lo excluyera de su testamento. Sin embargo, tal vez no debió importarle mucho, ya que Knox obtuvo una buena suma de dinero gracias a sus novelas de detectives.
Entre su obra literaria se distinguen ensayos teológicos de diversa complejidad y un variado conjunto de obras “profanas” constituidas fundamentalmente por novelas de detectives.
Knox era miembro del London Detection Club y escribió su decálogo de la ficción detectivesca como una guía de trabajo para los escritores ingleses de la llamada Edad de Oro de los Detectives (aproximadamente el período entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial), aunque su influencia se ha extendido hasta nuestros días.
El prólogo a «Las mejores historias de detectives de 1928-29»
En 1929, se publicó en Gran Bretaña un libro con el título de “Las mejores historias de detectives de 1928-1929”. El prólogo de este volumen fue escrito por Ronald A. Knox, e incluyó sus diez reglas para la ficción detectivesca.
La primera vez que yo oí hablar de ese prólogo y del llamado Decálogo de Knox, me pareció que era, más o menos, un resumen de las 20 reglas de SS Van Dine.
Las diez reglas que yo encontré eran éstas:
1-El criminal debe mencionarse en la primera parte de la historia, pero no debe ser alguien cuyos pensamientos se le haya permitido conocer al lector.
2-Todos los elementos sobrenaturales deben ser descartados.
3-No se permite más de una habitación o pasadizo secreto.
4-No se pueden utilizar venenos no descubiertos hasta ahora, ni ningún aparato que necesite una larga explicación científica al final.
5-Ningún chino debe figurar en la historia.
6-Ningún accidente debe ayudar al detective, ni debe tener una intuición inexplicable que resulte ser correcta.
7-El propio detective no debe cometer el crimen.
8-El detective está obligado a declarar cualquier pista que pueda descubrir.
9-El ayudante del detective, esto es, su “doctor Watson”, no debe ocultar al lector ningún pensamiento que pase por su mente: su inteligencia debe estar levemente, pero muy levemente, por debajo de la del lector medio.
10-Los hermanos gemelos, y los dobles en general, no deben presentarse a menos que hayamos sido debidamente preparados para ellos.
A mí me sorprendió bastante la regla número 5. Busqué más información y descubrí que esta prohibición se explicaba “por el uso común de personajes asiáticos totalmente estereotipados en la ficción detectivesca de la época”.
Buscando la versión original en inglés, a veces he visto que dice que en la historia no debe figurar ningún «Chinaman», indicando que es un personaje que tiene su base en la novela del mismo nombre escrita por Stephen Leather. Sin embargo, “Chinaman” es una novela publicada en 1992, así que ésa no puede ser la redacción original de Knox, sino una aportación posterior.
¿Cómo interpretar todas estas reglas?
En cualquier caso, es obvio que el objetivo principal es que haya juego limpio y el lector pueda competir en condiciones de igualdad con el detective de ficción para descubrir al asesino.
Hace un siglo, se consideraba la novela policíaca como una especie de batalla de inteligencias entre autor y lector. Incluso algunos autores comentaron su parecido con la resolución de un crucigrama, un rompecabezas o un juego matemático.
En este contexto, la técnica del juego limpio fue propuesta para subsanar la mala costumbre de retar al lector a un duelo sin ofrecerle toda la información necesaria.
¿Qué opinas tú de estas reglas?
Más información sobre las reglas de Knox en la web de SCRIBD