Las novelas de Patricia Highsmith están entre las más perturbadoras de la narrativa contemporánea. Hitchcock era el mago del suspense.
De la unión de estos dos talentos surgió, cómo no, una película extraordinaria: Extraños en un tren.
Hace unos días, te hablé de Hitchcock y Highsmith en Pero ¿qué es el suspense?. No cabe duda que son dos grandes referentes cuando se habla de historias de misterio, intriga y suspense.
El argumento
La intriga de la novela de Highsmith se basa en la idea de que un crimen sin móvil es un crimen perfecto.
Durante un viaje en tren, Guy Haines, un campeón de tenis, coincide con Bruno Anthony, un joven al que no conoce, pero que demuestra estar enterado de toda su vida íntima a través de la prensa.
El tenista no puede librarse de él y acaban comiendo juntos. Empiezan a conversar y Bruno, inesperadamente, propone a Guy un intercambio en un doble asesinato.
Guy quiere casarse de nuevo, pero su actual esposa no le quiere conceder el divorcio. Por su lado, Bruno está harto de que su padre intente controlar su vida. Si cada uno mata al incordio del otro, nadie sospecharía de ellos y vivirían felices y colorín, colorado. Guy se libra limpiamente de su mujer y Bruno hereda una sustanciosa fortuna.
En este punto, Guy se da cuenta de que el encuentro no ha sido fortuito, rechaza enérgicamente el plan y se separa de Bruno. Sin embargo, el obsesionado Bruno lleva a cabo su parte, estrangula a la mujer de Guy y reclama al horrorizado viudo que cumpla con el supuesto acuerdo.
Es una novela/película que no te puedes perder, así que no voy a explicarte el final, aunque te aseguro que te sorprenderá.
La primera novela de Patricia Highsmith
Highsmith se licenció en filología inglesa en la Universidad de Columbia en 1942 y empezó a trabajar como guionista de cómics para algunas empresas, entre ellas Timely, la futura Marvel. En su tiempo libre, escribía relatos y maduraba ideas que se convertirían en sus futuras novelas.
En 1947 empezó a escribir Extraños en un tren. La novela se publicaría en 1950 y, sólo diez días después de ser publicada, Hitchcock compró los derechos por 6.800 dólares de entonces, y la llevó al cine un año después con el mismo título y con guion adaptado por Raymond Chandler.
«Cambió mi novela – confesó ella años más tarde –, pero siempre le estaré agradecida porque gracias a él pude seguir escribiendo y viviendo de escribir».
En sus novelas, Patricia Highsmith no se limita simplemente a explicar la historia de un crimen y las investigaciones que se despliegan a continuación.
Siempre destacó especialmente en la construcción de sus personajes. Lo que le atraía era la ambigüedad moral. Sus héroes son personajes oscuros que se mueven en la fina línea entre el bien y el mal, siempre en atmósferas opresivas.
La novela Extraños en un tren nos lleva a una indagación inquietante sobre los más bajos instintos de los seres humanos, haciéndonos dudar de la integridad de Guy Haines, una persona perfectamente integrada en la sociedad.
Lo que más le interesa a la autora es la relación entre Bruno y Guy. Y es ahí donde te das cuenta de que la novela nos muestra el camino que seguirá su obra futura.
Te hace preguntarte ¿hasta qué punto no está la demencia, la obsesión de Bruno agazapada también en Guy? ¿Se pueden simplemente traicionar los principios morales de una persona hasta convertirla en un criminal sin escrúpulos?
Yo pienso que Highsmith creía, igual que Agatha Christie, que ”A cualquiera le puede pasar que tenga como amigo a un asesino”
El guion
En 1950, Hitchcock se encontraba en una situación poco brillante, después de dos fracasos consecutivos. Necesitaba un buen guion que le salvara.
Nadie le propuso Extraños en un tren, sino que lo eligió él mismo. Pagó por la novela y encargó el guion a Raymond Chandler.
Según declaró el mismo Hitchcock, la novela le pareció muy buena, aunque difícil de adaptar. Por otra parte, como él mismo comentó, la situación puso de manifiesto otra cuestión: nunca trabajó bien cuando colaboraba con un guionista especializado como él en historias de suspense y de misterio.
La relación con Raymond Chandler no marchó bien, y Hitchcock acabó contratando a Czenzi Ormonde para completar el guion.
En cualquier caso, la cinta supuso el exitoso debut de Hitchcock con la Warner Bros. Más adelante, con el mismo estudio, vendrían Yo confieso, Crimen Perfecto y La ventana indiscreta, inolvidable con James Stewart y Grace Kelly.
Los actores
Aunque la propuesta inicial de Hitchcock era William Holden, finalmente fue el actor Farley Earle Granger quien hizo el papel de Guy Haines, el tenista que se ve arrastrado por el impetuoso Bruno.
En 1948, Granger ya había trabajado con Alfred Hithcock en La soga, protagonizada por James Stewart, de la cual te hablé hace poco en ¿Sabes qué es un whodunit?
Para el papel del psicópata Bruno, fue elegido Robert Walker, con una extensa filmografía a sus espaldas. Ésta fue su penúltima película, ya que murió prematuramente el mismo año del estreno de Extraños en un tren, dejando prácticamente acabado el rodaje de su última película, Mi hijo John.
En nuestro país fue también muy conocido su hijo, Robert Walker Jr., ya que era una presencia asidua en la Televisión Española, participando en algunos capítulos de series tan populares como Star Trek, Bonanza o Dallas.
En la película Extraños en un tren actúa también la única hija de Hitchcock, Patricia, en el papel de la hermana de la amante de Guy.
Mis escenas favoritas
La película se inicia con una escena de travelling en la que unos pies caminan en un sentido y otros en el opuesto. Hitchcock explicó que no quería elevar la cámara hasta el momento en que los pies de Bruno y de Guy se tropiezan en el compartimiento porque el inicio de sus relaciones está precisamente en los pies que parecen tropezarse por casualidad.
Otra escena crucial es cuando Guy va a casa del padre de Bruno. Le ha prometido matar a su padre, pero no tiene intención de hacerlo, sino de alertarle del peligro.
Guy penetra en la casa por la noche y debe ir al primer piso, a la habitación del padre. Si subiera sin más la escalera, el espectador se podría poner a pensar si encontrará al padre o al propio Bruno. Pero Hitchcock introduce un elemento de suspense que no te deja espacio para otro pensamiento: aparece un perrazo en el rellano de la escalera y lo que se pregunta el espectador es si el perro le dejará pasar o no.
Otra escena que quiero destacar es la del final, con el tiovivo girando a toda velocidad. Según dijo Hitchcock en una entrevista, el hombre de la feria, que se arrastró bajo la plataforma del tiovivo girando descontrolada, arriesgó realmente su vida. Se dio cuenta demasiado tarde para evitar el riesgo. Afortunadamente no pasó nada y se juró a sí mismo no repetir nunca una cosa igual.
Quiero aprovechar para decirte dónde está el habitual cameo de Hitchcock: subiendo al tren con un contrabajo.
Por otro lado, como curiosidad, se dice que se rodaron dos finales distintos. Parece que existe una copia británica firmada por el propio Hitchcock en la que el final es ligeramente distinto, aunque no cambia nada relevante.
Diferencias entre la novela y la película
Las diferencias entre libro y película son obligadas, ya que se trata de dos lenguajes diferentes: a veces para expresar lo mismo hay que hacer cosas distintas.
En este caso, las diferencias están principalmente en el personaje de Guy. En el libro es arquitecto mientras que en la película es un tenista. Pero lo más importante es que en la novela Guy acepta el plan de Bruno.
Sin embargo, Hitchcock prefirió optar por un personaje de Guy más ambiguo. En la película, Guy le dice a Bruno que sí de la manera que se les dice a los locos, para que se calle y se vaya. De esa manera, al espectador no le queda claro si es que sí o es que no.
¿Tú has leído la novela? ¿O has visto la película? ¿Qué te parecieron?
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