«Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él»
Esta frase de Jonathan Swift es la que John Kennedy Toole eligió como epígrafe de su novela La conjura de los necios.
Ignatius J. Reilly
El protagonista de La conjura de los necios es uno de los personajes más memorables de la literatura norteamericana: Ignatius J. Reilly.
Es un hombre bastante gordo, de unos treinta años, inadaptado e incomprendido, que vive con su estrafalaria madre en el barrio francés de Nueva Orleans.
Sostiene ideales medievalistas y anticapitalistas, y está obsesionado con escribir una pormenorizada y demoledora denuncia contra la sociedad del siglo XX. En su opinión, ésta es una sociedad carente de “teología y geometría”, así como de “decencia y buen gusto”.
Dedica gran parte de su tiempo a escribir esa extensa denuncia de su puño y letra en cientos de cuadernos “Gran Jefe” que están desperdigados por su habitación, entre montones de ropa sucia, libros y objetos diversos. Su sueño es ordenar los cuadernos y componer su gran obra maestra, una inmortal obra que logre devolver a la humanidad al sistema medieval.
Este excéntrico personaje de novela ha calado en el público de forma extraordinaria y se ha convertido en un icono de la cultura de Nueva Orleans. Es una figura omnipresente en el carnaval e incluso le erigieron una estatua, ubicada delante del bloque 819 de Canal Street, antiguo emplazamiento de los almacenes D. H. Holmes, convertidos ahora en el hotel Hyatt Centric French Quarter.
La conjura de los necios
En esta hilarante novela, nuestro hombre y su madre tienen necesidad de dinero para pagar una deuda, por lo que Ignatius se siente “catapultado en la fiebre de la existencia contemporánea”, ya que se ve obligado a buscar un empleo.
En su “teológico y geométrico” mundo, el trabajo es una forma de esclavitud intolerable. Su ambiente laboral nos permitirá conocer a otros personajes, tan estrambóticos como Ignatius.
La obra está escrita en tercera persona, alternando con textos en primera persona de Ignatius, que completan la comprensión de la historia y de los personajes. Estos son los textos que Ignatius escribe en sus cuadernos Gran Jefe, que desperdiga por su habitación.
Se intercalan también las cartas entre Ignatius y una peculiar ex-novia, Myrna Minkoff, con la cual mantiene una especie de competición en el terreno de la agitación social. Dispersas a lo largo de la novela vamos leyendo las cartas de su correspondencia, en la que se manifiesta una curiosa relación de amor/odio.
John Kennedy Toole
No hay que ser un lince para ver que la novela esconde un gran parecido con la vida de su autor.
Se sabe que Toole tuvo una infancia bastante protegida en Nueva Orleans, dominada por su madre, quien no le dejaba jugar con otros niños.
Mientras estudiaba, trabajó en una fábrica de ropa, y conoció bien el barrio francés de Nueva Orleans, donde vivió con su madre largo tiempo incluso después de haber acabado la Universidad.
Además, el protagonista, Ignatius, escribía sin parar con la esperanza de crear una obra maestra que cambiase la realidad, igual que el autor.
Todo invita a pensar que Ignatius J. Reilly era el alter ego del propio Toole.
John Kennedy Toole escribió esta novela hacia 1962, mientras cumplía el servicio militar en Puerto Rico. Al parecer, envió el original a varias editoriales, pero todas la rechazaron.
En una de ellas incluso se entusiasmaron por el libro, pero sorprendentemente lo rechazaron más tarde, argumentando que no trataba de nada en concreto.
Poco después, desesperado (según dicen) ante el rechazo editorial, el autor se suicidó.
Han corrido ríos de tinta sobre el motivo de su suicidio. Parece evidente que padecía una enfermedad mental. Pero, además, estaba sometido a una presión muy fuerte por parte de su familia, especialmente de su madre, Thelma.
Después del suicidio, Thelma optó por romper la nota que su hijo dejó y tardó varios días en comunicar su muerte (al funeral asistieron sólo unas pocas personas), «avergonzada» por lo sucedido.
La publicación de la novela y el premio Pulitzer
Años después, su madre encontró el manuscrito y lo llevó a varias editoriales, donde volvieron a rechazarlo.
Pero estaba empeñada en su publicación, ya que pensaba que la novela tenía una calidad notable. Por ello se puso en contacto con el escritor Walker Percy , a fin de que la leyera y consiguiera su publicación.
Cuenta Percy que la madre de Toole le agobió con llamadas telefónicas hasta que accedió a leerla.
El primer capítulo le pareció bueno, pero a medida que leía se vio completamente absorbido por la genialidad de la historia, además de las carcajadas por las anécdotas de la hilarante novela.
Percy consiguió que La conjura de los necios fuese publicado en 1980, escribiendo el prólogo él mismo. En ese prólogo explica que, al principio, receló de leerla. Pero, luego quedó maravillado: no le parecía posible que la novela fuera tan buena.
La novela recibió el premio Pulitzer en 1981 y fue un éxito editorial. Apareció en las listas de libros más vendidos en muchos países.
Más allá de las hilarantes anécdotas, la novela constituye un despiadado retrato del género humano y sus miserias, escondiendo entre sus páginas una crítica muy dura a la sociedad actual, tan egoísta e incluso cruel.
Tal y como dice Percy en el prólogo, a pesar de las carcajadas que le proporcionó el relato, sintió tristeza. Por un lado, debido al tema de la novela. Por el otro, a causa de la tragedia del propio autor, que se suicidó con poco más de treinta años sin llegar a ver publicada su obra maestra, y que con su muerte le negó al mundo la posibilidad de seguir disfrutando de su pluma.
La Biblia de neón
Tras la fama de La conjura de los necios, las editoriales comenzaron a oír rumores de que su autor había dejado escrita otra novela.
Y ahora sí que todo el mundo quería correr a editarla.
La había escrito a los 16 años, pero él mismo no la consideró lo bastante buena para ser publicada.
El manuscrito de La Biblia de neón fue objeto de numerosos litigios, hasta que por fin pudo publicarse. Un juez acabó decretando que, dado que los herederos debían repartirse la novela —algo imposible—, debía autorizarse su publicación y se repartirían el dinero producido por el libro.
Desde luego, una historia digna de la despiadada ironía de John Kennedy Toole.
David, el protagonista de La Biblia de neón, es un adolescente que vive en el profundo Sur. De día el fanatismo religioso, racial y social, y la malevolencia arruinan la vida de los ciudadanos, y de noche una enorme Biblia de neón ilumina el cielo.
El padre de David se queda sin trabajo, y ya no puede pagar su contribución a la Iglesia, lo que les convertirá en parias.
Las únicas alegrías en la vida de David son las que le proporciona la tía Mae, una hermana de su madre que escandaliza a los más ortodoxos con su pelo teñido de rubio, sus vestidos de colores vivos y sus novios.
Tras una decepción amorosa y un sangriento y escalofriante episodio, el joven David acaba el relato como lo empezó: viajando en un tren.
Si la lees, verás que La Biblia de neón es una magnífica novela que revela a un escritor que con sólo 16 años posee ya una sorprendente maestría.
«En La Biblia de neón, una novela de extraordinaria imaginación, podemos ver los comienzos de la sátira y la ironía presentes en La conjura de los necios. A muchos de nosotros nos ha llevado años de duro trabajo lograr un estilo tan perfecto como el que exhibe John Kennedy Toole en su primera novela. Un talento notable en un escritor tan joven.» (Walker Percy)
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